Dejas todo por mí,
Tu vida, tu rutina,
Tus esperanzas, son las mías.
Me recibiste.
No me abandonaste.
Me toleraste.
Soportaste y hasta aguantaste.
El amanecer,
Lo compartiste conmigo.
El anochecer,
Me lo cuidaste,
Y hasta el frío,
Me quitaste.
Me cuidabas de mis pesadillas,
Tomándolas como tuyas.
Seguiste adelante,
Con más peso encima.
Y nunca dejaste,
Que la tempestad,
Te golpease.
Me contaste las estrellas,
Como mil cuentos.
Y sacaste del baúl tus recuerdos,
Para qué guardará mis pensamientos,
Tejiendo tus recuerdos,
Dejándome a mí de primero.
Te levantaste golpeada,
No caíste,
Aún golpeada,
O tropezada,
Mantuviste el equilibrio.
Eres tú mi balanza.
Trasnochaste por mí,
Para que me levantara a estudiar,
Y así progresar,
De forma distinta a ti.
Porque quieres que progrese,
De mil formas,
Bajo los mismos valores,
Que tú me inculcaste.
Mil canas de saqué,
Tú con tristeza las recibías,
Y cariño me brindabas.
Ahora alegría quiero darte,
Para que feliz vivas.
Porque eres fuerte,
Buena y luchadora,
Verraca y triunfadora.